lunes, 19 de noviembre de 2012

Mitos y manías del denominado: "Trabajo Social de la Liberación"

Mitos y manías del denominado: "Trabajo Social de la Liberación"

El discurso ético-político, que ha sido desarrollado por Iamamoto y Netto, que contextualiza su programa de investigación y sus seguidores como un: "Trabajo Social de la Liberación", es un impositivo "discurso de de poder", que se traduce en un "dispositivo" que invalida la naturaleza inquisitiva misma de la epistemología, y que les inmuniza frente a los espectros del talante crítico y desideologizador, para pasar así a desautorizar así cualquier programa, enfoque o teoría que no se encuentre dentro de la línea genealógica de la "ortodoxia" de K.H. Marx y G. Luckács y no responda, a su propia concepción arbitraria de ontología ( - una nebulosa ontoteología que pretende ser naturalizada por una especie de magia verbal-), con un perfil reificante y con atributos esencialistas anacrónicos, e incluso evidencia una incomprensión de la naturaleza comprensivo - hermenéutica de la ontología, es decir, trivializan el complejo proceso de la ontología hermenéutica para lograr la comprensión del ser. De la misma manera, se sigue a pie juntillas, la noción "lukácsiana" de "ontología del ser social",que aunque la convierte en una eufonía llamativa y con una carga emotiva propia de un mitin político, conceptualmente es una expresión sin sentido. El ente (óntico), adquiere su dimensión ontológica por medio del proceso comprensivo-hermenéutico superlativo y exclusivo de un ser comprendente. Por lo tanto, hacer una ontología del ser social, es darle propiedades de sujeto, propiedades subjetivas, propiedades comprensivas, propiedades hermenéuticas a las acciones simbólicas y transformativas del conglomerado social, como si fuera un sujeto con sus características cognoscentes propias e individuales; en vez de identificarlo como un constructo conceptual en el nivel gnoseológico - cognoscitivo, sin referente óntico individualizado; que a todas luces, hace evidente lo débiles que son los fundamentos epistemológicos y metodológicos de este proyecto ético político.
Ese intento de Lukács, partiendo desde sus presupuestos éticos, de fundar una "ontología del ser social"; se convierte en un claro remanente, que lo vincula a la visión de mundo, de la era más dura del autoritarismo estalinista-hitleriano, cuando Martin Heidegger, en su eufórica pretensión de convertirse en "Führer del Führer", evidenciada en su obra "Ser y Tiempo", explicita que: "el Dasein (-Ser ahí, o simplemente el Ser -)auténtico debe ser entendido como Comunidad (Gemeinschaft), como Pueblo, y que éste debe elegir él mismo "a su Héroe" con el fin de "volverse libre para la continuación del combate". Además, Heidegger acuña también el término: "Volk Sein"(-ser del pueblo-), expresión de la que es posible encontrar múltiples similitudes con diversos conceptos de Lukács; tanto con la noción "conciencia de clase"' en la etapa temprana de su obra, como la noción de "ser social" en su última etapa.
Esta subjetivación de las complejas interacciones sociales, Heidegger la expresa en varios de sus discursos políticos, como el realizado en Leipzig en 1931: "Eso no significa darle la espalda a la comunidad de los pueblos. Al contrario, nuestro pueblo, gracias a este paso, se coloca bajo la autoridad de esta ley esencial para toda existencia humana, a la cual todo pueblo debe primero obediencia si quiere seguir siendo un pueblo (-su ser-)"(Volk sein). Realizando un rastreo conceptual de antecedentes, no es difícil encontrar los vínculos conceptuales entre las ideas políticas de Heidegger, el Nacional socialismo obrero y el romanticismo nacionalista alemán, que alcanza su dimensión superlativa en Georg Wilhelm Friedrich Hegel, en la Fenomenología del espíritu (Phänomenologie des Geistes),quien incorpora en su holismo idealista, la expresión: "Volksgeist" (Espíritu del pueblo), concepto filogenéticamente vinculado con la expresión heidegeriana de "Volk Sein" (Ser del pueblo) y la neohegeliana noción de Lukács: "conciencia de clase". Jürgen Habermas llegó a considerar como obsceno este abuso semántico de Heidegger, con evidentes fines de exaltación del nazismo y que también resultan análogos a los fines de Lukács, de sustentar conceptualmente el "estalinismo", en su época más totalitaria, aunque haya sido un "amor no correspondido".
Se hace manifiesto entonces, el discurso de poder desarrollado en el contexto de este "Trabajo Social de la liberación", que promulga resguardar la integridad y la ortodoxia del marxismo (algo que ni el mismo Marx hizo),evitando cualquier eventual metamorfosis, y sacan un expediente de inmunización en contra de cualquier teoría que amenace tal ortodoxia y defendiéndose enérgicamente contra cualquier mezcla o heterodoxia y que pudiese producirle preñeces indeseables. De allí que para mantener su pureza verdadera, se arremete contra el fantasma que supuestamente recorre América Latina: el eclecticismo. José Pablo Netto, de manera transversal en sus obras, arremete una cruzada contra el sincretismo de la praxis profesional, y en contra del eclecticismo teórico en Trabajo Social. Pero lo que muestra en su quijotesca pretensión, es que se encuentra luchando en contra de sus propios fantasmagóricos espectros, pues bajo su discurso antieclectizante, lo que se evidencia es una lucha contra las arbitrariedades teóricas y metodológicas, ausentes de una fundamentación epistemológica robusta; ausencias que no solo se encuentran manifiestas en su obra, sino que también fomentan un espectro nebuloso sobre la naturaleza transdisciplinaria de Trabajo Social, que termina por socavar diversos esfuerzos rigurosos por lograr convergencias metodológicas, entre diversas áreas específicas, de distintos enfoques, provenientes de distintas disciplinas histórico-subjetuales, con propósitos legítimos de encontrar estrategias concretas, para resolver problemas presentes, en el contexto de una amplia gama de fenómenos manifiestos de la cuestión social.
Tradiciones de Trabajo Social en Costa Rica. UCR
Entonces, la adopción de las directrices de este "Trabajo Social de la Liberación", establecidas grosso modo por sus grandes gurúes: M. Iamamoto y J.P. Netto, en algunas tradiciones y escuelas de grado y postgrado de instituciones universitarias de Latinoamérica, especialmente en diversos países de Suramérica, como: Argentina, Uruguay y en el mismo Brasil, y en otros países de Centroamérica, particularmente en Costa Rica, muestra una fijación a preceptos decimonónicos, que más que favorecer a una praxis profesional innovadora de esta transdisciplina, favorece los privilegios de ciertas "tribus universitarias" o "capitanes (as) de la erudición" (como los denominaba irónicamente Thorstein Veblen), que defienden una visión conservadora de la sociedad, ya sea desde una óptica heredera del escolasticismo católico por una parte o por otra en un marxismo anacrónico de perfil decimonónico. Quedando pendiente las tareas ineludibles de marcar una ruptura y una discontinuidad en la reproducción del conservadurismo y tradicionalismo esclerotizado del "statu quo"; a pesar que estas discontinuidades, se hacen manifiestas en los sistemas sociales óntico fácticos concretos, y que se muestra en la vertiginosa dinámica presente en las sociedades del siglo XXI, tanto en los aspectos políticos, económicos, sociales e incluso en los efervescentes mundos de la vida cotidiana y que el trabajo social en su praxis profesional descubre cotidianamente, más allá del normativismo de los capitanes de la erudición de las tribus universitarias. Quedan pendientes las tareas de abrir nuevos odos deconstructivos de los complejos y multidimensionales rostros, caretas, máscaras, de la naturaleza humana individual y social.
Observar las tendencias de apariencia crítica y progresista en este "Trabajo Social de la Liberación", como práctica hegemónica de burguesías universitarias, que bajo sus pieles académicas, se mantienen en el más profundo conservadurismo,57 sin marcar ninguna discontinuidad, ni deconstrucción de los grilletes económicos, políticos, sociales y morales del capitalismo tardío en el contexto de los estados de derecho burgués; es análogo a como Foucault observó que Marx con toda su habilidad dialéctica en materia de análisis de la forma fenoménica de los bienes, hizo poco más que suministrar una "exégesis" del valor enlodado en los supuestos del siglo XIX. Foucault señaló que la crítica formulada por Marx contra la teoría capitalista del valor no podía refutar al capitalismo porque se basa en los mismos fundamentos metafísicos, el mismo orden del conocimiento basado en un mundo de cosas y objetos: "Al nivel más profundo del conocimiento occidental, el marxismo no introdujo ninguna discontinuidad real; encontró su lugar sin dificultad como una forma plena, tranquila, confortable y satisfactoria para una época (la suya), dentro de un arreglo epistemológico que la recibió con gusto (ya que de hecho era este arreglo lo que le estaba haciendo campo) y que, por su parte, no tenía ninguna intención de perturbar y, sobre todo, no tenía poder para modificar, ni siquiera una tilde, porque descasaba enteramente sobre este arreglo. El marxismo existe en el pensamiento del siglo XIX como un pez en el agua, es decir, no puede respirar en ninguna otra parte. Aun cuando se opone a las teorías "burguesas" de la economía, y aunque está oposición lo lleva a utilizar el proyecto de una inversión radical de la historia como un arma contra ellas, ese conflicto y ese proyecto no tienen como condición la posibilidad de la reformulación de toda la Historia, sino un suceso que cualquier arqueología puede situar con precisión, y que prescribió simultáneamente la economía revolucionaria del mismo siglo. Es posible que sus controversias hayan agitado unas cuantas olas y provocando unas cuantas ondulaciones superficiales, pero no son más que tormentas en un vaso de agua"(Foucault, M. The Order of Things: An Arqueology of the Human Sciences,60 1973,pp.261-263).

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